De "Domador de Caballos"
ODISEO Pobre Odiseo, finalmente en casa, y no está, las paredes volviéndose viento y el piso escarbando con sus raíces: ¿no es que eran de agua los desvelos de antes? Tantos años para darse cuenta que su piel es como la tierra: vulnerable, como estar para usarse públicamente, y cuelga en las ventanas una fotografía de sus manos, aquellas manos de tejer y destejer. Hoy navegan el océano, y el pobre Odiseo es un espantapájaros de madera que cae como grano en el cemento. Y recuerda el encanto en Circe, Calipso: el paraíso… Pero Ítaca es esto: una c...