CORAZONES (glosa)
Alberto López Serrano
Incluido en el libro "Montaña y otros poemas" (2010)
Quiero,
más que nada sé que quiero,
más allá te quiero y siento,
siento que me hace bum bum mi corazón, bum bum.
Quiero,
tanto quiero y quise tanto
y tanto fue que no sé cuánto,
siento que me hace bum bum mi corazón, bum bum.
Ana Torroja y Miguel Bosé
I
Sólo a mordiscos arráncame el día
y con tu aliento deshoja mis poros.
Voy a soltar el calor de mis ojos
para en tus labios colgar mis tetillas
y te des cuenta que, llamas intensas,
hay corazones plagados de estrellas.
II
Voy a bajar las cortinas al cuerpo
e iré tendiéndolas, sueltas, ilícitas,
bajo tus piernas. Sabré con saliva
alborotarte los poros completos
como un reguero de ardientes luciérnagas
enamorando las noches más bellas.
III
Con la ilusión de soltarme las manos,
curiosas, dando desorden, viciosas,
y desquiciarte, y grabar tus aromas
sobre mis alas de arcángel, de barro;
y al desplegarme desnudo en tu boca,
no me imagino escribiendo estas cosas
sin ti. ¿Ves?
IV
El alba rosa dirá de mis cantos
y tú sabrás de mi voz y su aliento
como un cautivo huracán entre besos,
y me sabrás hilvanando tus labios
y sentirás que, latido y saliva,
hay corazones que intentan poesía.
V
Quiero llegar a tu piel en silencio,
sin el estruendo de amor de revista,
con la ilusión de quietud, la sonrisa
que te desborde los cauces con versos
del huracán que tu cuerpo me grita
y el mío ni harto de amor te diría.
VI
Es una noche de luna redonda
y tú caminas juntando mis pasos
con la distancia pequeña de manos,
y con la luz de tus ojos me domas.
Debes saber, si la voz me desnudas,
que no concibe belleza de luna
sin ti. ¿Ves?
VII
No soy a súplicas tiernas sordo,
no creas. Súbitamente el dardo
que las dos sábanas une inflamo
y despertándome va, gozoso.
Con extrañeza te digo que ardo,
que hay corazones que van despacio.
VIII
Voy a colgarme del pan en tus labios
como quien roba el maná de los dioses,
y sabré entonces de luces y soles
que desordenen mi piel, y mis pasos
claros me lleven al borde en tus labios,
locos y ciegos buscando su espacio.
IX
Sordos latidos cantando al viento.
Altas arterias de voz narcisa.
Sólidos muros plagando espinas.
Blanda la estancia del sol por dentro.
Un palpitar con temor se esconde.
Hay corazones y corazones.
X
¿La voz interna, latido en silencio?
¿La piel en cáscaras, cauce vacío?
En vano escondo el latir del sentido
y nadie sabe en mi voz el estruendo.
Que aten tus labios mis cantos, entonces,
y cada cual latirá sus pasiones.
XI
Que no te asombren los vidrios que cubren
mi corazón a la luz de tus manos.
Quiero que seas tormenta en mis labios,
darte mi llave si tú me desnudas
de los cristales. No temas y mira:
hay corazones con alas de espinas.
XII
Cuando te extiendo mis brazos,
siento perder mi apostura.
Cuando los pechos se juntan,
siento un temblor prolongado.
Cuando mis labios te asfixian,
te dan deseos, caricias.
XIII
Entra en mis brazos y arráncame todas
tú las espinas que tengo en las alas:
ante ti son como inútiles guardias,
vanas fronteras. Mis alas arroja
para sentirte, y al sanar con saliva
no me imagino el placer de una herida
sin ti. ¿Ves?
XIV
Te quiero dar la pregunta loca
y mi latir de pasión despierta.
Acerca más tu abrazar que alienta
el entregar mi calor de boca
y sentiré que, cuando me tomes,
me llueven mares de corazones.
XV
¿Extraño, alerta, espinoso, cobarde,
piedra, narciso, difícil, altivo,
hielo, silencio, ritual, desafío?
También volcán y dialogar afable,
caricia, imán, ardor, cuando me arrobes
cambiando el rumbo de mis emociones.
XVI
Pulso despierto, huracán de arterias,
y yo queriendo incendiar latidos
en el volcán de mi cuerpo ilícito
para sentirte colgado en venas
y ya en tu espalda sentir que extiendes
un horizonte y un para siempre.
XVII
Juntos latir, despistando relojes,
y rebrincar corazones despiertos
para cortarnos la fruta, sin tiempo,
tímida luz y vibrar de emociones.
Contigo quiero sentir que, perennes,
mi corazón con el tuyo se pierde.
XVIII
Lánzame el dardo directo a las alas
para perderme en tu ardor y desorden.
Abre las puertas de los corazones
para entregarte latidos que aguardan
tu aliento, y sepas sentir que, vibrantes,
hay corazones que tiran a darte.
XIX
Quiero escribirte los cantos más hondos
como un plagar de estrellas el cuerpo.
Siento que el tuyo no late: pues siento
que tanto incendia huracanes de loco.
Hay corazones que, en fin, sólo laten,
y sólo el tuyo que es punto y aparte.
XX
Entre mis torpes palabras de arcángel
atolondrado, en mis labios de barro
te aguarda inmensa la piel. No sé cuánto
siento que quiero incendiarme y atarme
contigo, y siento que quiero tus horas:
no me imagino una vida, una historia
sin ti. ¿Ves?
ALBERTO LÓPEZ SERRANO
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