LAS TRENZAS DE AFRODITA (de poemario inédito)

Poema incluido en "Cantos para mis muchachos"
Alberto López Serrano

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¿Por qué esperar violetas de una diosa
que teje sólo engaños con sus manos?
¿Es la reina de Pafos con sus trenzas
quien doma la razón sin darle parte
en dulce languidez dentro del pecho
con su impía sonrisa en grande gloria?

¿Por qué entonces olvidas darme gloria
en tu amargo dulzor, de Chipre diosa?
Los deseos avivas en mi pecho
tocándome los miembros con tus manos
que doradas prometen dulce parte
en el lúbrico enredo de tus trenzas.

¿Qué ganan contra mí celestes trenzas
luchando cuando saben que la gloria
es tuya? Mas de lágrimas la parte
que me destinas, muy sonriente diosa,
cuando a los otros cuelgas con tus manos
guirnaldas que perfuman todo el pecho.

No me resigno al llanto de mi pecho
que amargo va en la sombra de tus trenzas
anhelando el calor de algunas manos.
No espero que pluvial caigas en gloria
dorada, como Zeus, tan sólo, diosa,
anhelo algún Amor para mi parte.

Pensado he siempre que estás tú de parte
mía, pues atendido has a mi pecho,
no me defraudes hoy, aliada diosa,
y propicias que séanme tus trenzas,
para así darte grande fama y gloria,
al poner un Amor sobre mis manos.

Que no se diga, Kypris, que tus manos
ya del antiguo ardor no tienen parte
y demuestra tu más amable gloria
soltándome los miembros en el pecho
y enredando mi cuerpo entre tus trenzas
con una casta flor, brillante diosa.

Propicia, diosa alegre, de tus manos
dulce la parte lúbrica a mi pecho
y a tus trenzas daré toda la gloria.

                          Alberto López Serrano


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