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Mostrando las entradas de abril, 2016

Pyrra

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378 (PYRRA) Tetis teje piedras con la arena. Los bordes le desgarran la piel blanda de los dedos. El pálido rostro perdido en los ojos del vacío. Y los pies de plata mastican olas de purpurina y de su propia sangre. Hallaron los cabellos cortados en el lodo, rubio vellón a destajo trasquilado. ¿Tres disparos en el tórax no bastaron, Ménades? Le rasgaron el vestido y la sandalia azafranada. Las uñas le quebraron y los dedos. ¿No saciaron, Ménades, con sangre el odio? ¿No retuercen la calle y sangre escurre? Tetis se levanta gris entre las olas. Abraza a las nereidas que han llegado y que le cantan. Abraza los recuerdos que la queman. Camina sola en la caliente arena. Ruidosa cae al reclamar a Zeus… Un río se abre paso hacia el océano. Hija de Tetis, Pyrra Aquilea de veloces pies, más rápido corrieron los disparos, más rápido caíste en la acera sorda. Y

Helena

HELENA   No es Helena quien te está esperando con dorados bucles en su alegre cara cuando subas alto en los muros derrotados. Verás la sombra de una idea, el fantasma de un perro desquiciado que te ronda. Te acercarás para sitiarlo y sus dientes de niebla habrán de traspasarte. No es Helena quien te espera. Debió quedarse en Pafos, Tiro o Menfis. Nunca estarás en Troya. Sus murallas siempre han de caer bajo el látigo ciego de tus días triunfales. No es Helena. Tampoco te amará morbosamente. No es Helena. Será la mordida de un recuerdo, la ficción de un encuentro que planeaste, una jauría de lobos sobre el tejado azul, en su boca negra verás a Casandra por fin muda en su advertencia loca, en su boca negra verás a Hécuba llorar amargamente por ti. No es ella. Un reflejo masticado, el eco débil de un grito contra el muro, el golpe sordo del caer los velos en el mármol, un lejano tambor que se congela, sombras que bailan cuando